Pero Nietzsche, como un Nostradamus anticipador, ya pre-dijo lo que comenzaba a ocurrir a principios del S. XX y que hoy en día se ha convertido en algo normal: Corren tiempos de descomposición porque en ellos los valores han perdido su sentido y las metas han dejado de serlo, lo que produce desorientación, hastío, deseo de reposo, tranquilidad y suavidad.
Vivimos en un tiempo desapasionado en el que nada se toma ya en serio (humor superficial, distanciamiento, fino escepticismo, desinterés) y en el que todo tiene su pequeño remedio. La filosofía sobrevive a duras penas, refugiada en los trabajos académicos y otras formas diversas de la impostura, pero todo el mundo tiene claro que en ello no nos va la vida.
Al mismo tiempo, se trata de un tiempo de hiperactividad: El trabajo incesante se convierte en adormidera, y nada puede hipnotizar tanto. Entregados a la actividad sin pausa podremos vivir sin pensar auténticamente: no habrá tiempo para ello. Se teme a la soledad, al ocio, a la reflexión que inquieta. Se prefiere hacer muchas cosas, aun sin sentido, para estar muy cansado y merecer el descanso reparador. Esta actividad maquinal es un remedio enloquecido cuyo fin es que vivamos sin darnos cuenta de que vivimos.
Vivimos en un tiempo desapasionado en el que nada se toma ya en serio (humor superficial, distanciamiento, fino escepticismo, desinterés) y en el que todo tiene su pequeño remedio. La filosofía sobrevive a duras penas, refugiada en los trabajos académicos y otras formas diversas de la impostura, pero todo el mundo tiene claro que en ello no nos va la vida.
Al mismo tiempo, se trata de un tiempo de hiperactividad: El trabajo incesante se convierte en adormidera, y nada puede hipnotizar tanto. Entregados a la actividad sin pausa podremos vivir sin pensar auténticamente: no habrá tiempo para ello. Se teme a la soledad, al ocio, a la reflexión que inquieta. Se prefiere hacer muchas cosas, aun sin sentido, para estar muy cansado y merecer el descanso reparador. Esta actividad maquinal es un remedio enloquecido cuyo fin es que vivamos sin darnos cuenta de que vivimos.
(Resumen libre del ensayo Dolor y Nihilismo de Enrique Salgado en FILOSOFÍA Y DOLOR -Madrid, 2006 -)
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