viernes, 21 de enero de 2011

Superar la frustración



La frustración es una de las principales causas de desmotivación que sufre el ser humano.

¿Cuál es el origen de la frustración?

El ilusorio mundo de las expectativas. Conviene distinguir, por una parte, las posibilidades que se ponen en marcha cuando desarrollamos objetivos y metas, y, por otra, la ansiedad que generamos cuando permitimos que afloren las llamadas expectativas. Cuando programamos un objetivo y visualizamos lo que queremos, lo razonamos y lo elegimos, la decisión ya está tomada y es necesario aprender a desprenderse o hacer sumergir dicha creación mental, para que Lo Profundo inspire las emociones, los pensamientos y las conductas correspondientes para su consecución.

El hombre (o mujer) que sabe lo que quiere, sabe también que lo va a conseguir; pero, asimismo, sabe que el camino es a veces tan insospechadamente sinuoso, que su llegada no tiene por qué venir por los cauces lógicos o conocidos.

El que quiere vivir el placer sin el dolor, y el orden sin el desorden, no entiende las leyes del cielo y de la tierra.
Chiang-Tse

Ante la llegada de un acontecimiento que provoca algún grado de frustración, podemos elegir seguir confiando en el logro de lo que nos proponemos, ya que la vida da insospechadas vueltas. Conviene aprender a navegar por entre la frustración, aprender, asimismo, a encajar los golpes de la vida ya que, una vez pasado el ciclo de tensión, se nos revela la sabiduría que subyace en los acontecimientos.

No se puede llegar al alba sino por el sendero de la noche.
Kalil Gibrán

Las múltiples “caídas” del camino suelen llegar curiosamente cargadas de enseñanza, para poderlo recorrer con más preparación y solidez. No hay fallos ni por supuesto culpas, tan sólo aprendizajes y vacunas de despropósitos mayores.

Cuando uno pone mucha energía en algo que “en ocasión y de esa forma” no se ha conseguido, tiende a desmotivarse y pensar que es hora de tirar la toalla. Es entonces el momento de saber mirar con los ojos más amplios el dibujo supremo de la vida, que, a través de múltiples negaciones, nos acerca al SÍ central de nuestra vocación, de nuestra paz y de nuestro aprendizaje evolutivo. Tras tolerar la frustración, observaremos que lo que se veía como un fracaso, se comienza a observar como la mano del destino que tenía reservado para nosotros otras maneras de llegar al objetivo decidido. Maneras y caminos que, pasado un tiempo, reconocemos con gratitud haberlos emprendido.


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